Arquitectura del modernismo catalán

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Casa Batlló (1904-1906), obra de Antoni Gaudí, uno de las obras más representativas del modernismo catalán.

La arquitectura del Modernismo catalán emergió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX como una expresión distintiva del movimiento modernista en Europa, y se convirtió en el foco principal a nivel global de dicho movimiento, conocido internacionalmente con su denominación francesa "Art Nouveau". Surgió principalmente en Cataluña, especialmente en las zonas costeras que eran las que estaban más industrializadas, y fue influenciada por una combinación de factores culturales, sociales y económicos. Una característica distintiva del Modernismo catalán es su énfasis en la ornamentación y la decoración.

El Modernismo constituye un amplio movimiento en las artes y está formado por arquitectos relevantes como Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i Cadafalch, Josep Maria Jujol y Enric Sagnier.[1]​ Pero, al mismo tiempo, dentro del Modernismo se ubica la obra de una figura de máximo prestigio internacional, que destaca totalmente: el arquitecto Antoni Gaudí.

La Barcelona industrial del cambio de siglo, activa y optimista como nunca, alcanza una fisonomía propia con las intervenciones de los creadores modernistas. Pero, al mismo tiempo, otras ciudades muy activas, como Reus, Tarragona, Mataró o Tarrasa, atesoran inmediatamente importantes joyas modernistas.


Contexto histórico[editar]

Cataluña experimentó un renacimiento cultural durante el inicio de la segunda mitad del siglo XIX conocido como la "Renaixença", resultado del éxito económico en la región tras la industrialización de vapor desde 1832, con la apertura de la Fábrica Bonaplata (El Vapor), y otras fábricas progresivamente, dando lugar a un desarrollo en la región sin precedentes que estaría marcado por una alta demanda arte. La Renaixença que precedería el nacionalismo catalán y un creciente interés en la identidad regional. Este movimiento cultural proporcionó un contexto propicio para el desarrollo de una arquitectura distintiva que reflejara la identidad catalana.

Exposición Universal de Barcelona de 1888[editar]

Castillo de los Tres Dragones (1887-1888), obra de Lluís Domènech i Montaner, construido como café-restaurante, ubicado en la entrada de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, actualmente entrada principal del Parque de la Ciudadela. Está considerado una obra pionera del modernismo catalán. [2]

Es en Barcelona donde se produce la gestación del modernismo, después de un periodo de resurgimiento económico, social y cultural conocido como la Renaixença, así como la llamada fiebre de oro (1875-1884) y posteriormente la crisis de 1884-1885. Esta situación favorece a la expresión de los diversos artistas durante la Exposición Internacional de 1887, atrasada un año al no estar finalizada para 1887, cuando se tenía previsto celebrar. En estos años, la ciudad de Barcelona crecía en el Eixample, en el que dominaba la urbanización por encima de la construcción, las calles se trazaban, y se añadían las aceras y el alumbrado antes que los propios edificios.

La Exposición se celebró en el recinto de la Ciutadella, actualmente el Parque de la Ciudadela, lo que culminó el proceso de apropiación pública de los antiguos terrenos militares, y se derrumbo la fortaleza de la Ciudadela de Barcelona. Se conservó el palacio del gobernador, el arsenal (actualmente utilizado como Palacio del Parlamento de Cataluña) y la Iglesia Castrense, se aprovechó la infraestructura existente del parque proyectado por el maestro de casas Josep Fontserè i Mestre y se acondicionaron los terrenos para la instalación de los diversos pabellones.

El café restaurante se mantuvo como símbolo de la Exposición, conocido como el Castillo de los Tres Dragones fue proyectado por el arquitecto Lluís Domènech i Montaner y es una buena prueba del avance de la arquitectura catalana, configurando grandes paramentos de fábrica de ladrillo con ornamentación historicista, con la habilidad a la hora de definir un gran espacio interior libre utilizando estructuras metálicas, por medio de la utilización de un lenguaje historicista lúdico y simbólico basado en la recuperación del saber artesanal de los viejos oficios por parte de los ceramistas, herreros, forjadores, estucadores, carpinteros, ebanistas y cortadores de madera.

Aunque la Exposición se realizaba en Parque de la Ciudadela, la ciudad de Barcelona crecía en dirección opuesta, hacia el oeste, siguiendo el eje del Paseo de Gracia, que se había convertido en el centro más representativo de la alta burguesía. Y al mismo tiempo estaba surgiendo la ciudad proletaria que después de llenar la parte oeste de la ciudad antigua, el Raval, se situaba en los barrios periféricos y, especialmente, en lo que se llamaría el Manchester catalán: la gran área industrial detrás de la Ciutadella y la estación de França, el barrio del Poblenou (dónde actualmente está en desarrollo el Distrito 22@).

Muchas grandes fábricas construidas a lo largo de los dos últimos tercios del siglo XIX como: el Vapor Vell de Sants, Ca l'Aranyó, Can Batlló, la España Industrial, Can Fabra o la Maquinista Terrestre y Marítima, entre otras, vieron como crecían los asentamientos populares a sus alrededores, eso dio resultado a que muchas de las grandes compañías pasaron a instalarse fuera de Barcelona, lo que creaba un sistema rebosante de colonias industriales a lo largo de los ejes fluviales del Llobregat, Ter, Freser, Cardener y Anoia, que seguía tardíamente el modelo británico de las colonias industriales paternalistas del siglo XVIII y que entroncaba con la propia tradición interior, de molinos, pequeñas industrias y telares instalados en el propio domicilio, de comarcas como el Berguedà, el Bages, el Ripollès, el Alt Penedès y Osona.

Casa Vicens (1883-1885), obra de Antoni Gaudí, constituye una obra claramente "premodernistas", con inspiración orientalista, en la que se mezcla hierro forjazo, ladrillo o cerámica a la vez que se toma inspiración en el arte japonés, así como el mudéjar, además de incorporar bóvedas mocárabes. [3]

El Modernismo, que fue una consecuencia de la industrialización en Cataluña, al mismo tiempo fomentó el desarrollo de las artes industriales y decorativas, enfatizando las peculiares características de la propia tradición. Sin embargo, para la formación de la generación del Modernismo se necesitaron maestros premodernistas como Elies Rogent, Joan Torras i Guardiola y Rafael Guastavino Moreno, quienes prepararon "la teoría" y los conceptos, las estructuras materiales y técnicas del inminente Modernismo.

Precedentes Artísticos[editar]

El Modernismo catalán estuvo influenciado por diversas corrientes artísticas de la época, como el Arts and Crafts en Reino Unido, el orientalismo, la arquitectura en hierro (desarrollada principalmente durante la segunda mitad del siglo XIX gracias a los avances industriales), así como la propia imaginación de los arquitectos, muchos de ellos nacidos en la época del romanticismo. Estas influencias se combinaron con elementos del local o incluso el arte japonés[4]​, en función de la imaginación del arquitecto. Los arquitectos modernistas buscaban romper con las convenciones previas y con ello crear un estilo nuevo y extravagante, que derivó en multitudes de formas, apariencias y colores, en búsqueda de la distinción.

Materiales[editar]

Los arquitectos experimentaron con nuevos materiales y técnicas de construcción, incluyendo el uso del hierro forjado, el vidrio y la cerámica. Estos materiales les permitieron crear estructuras más ligeras y elegantes, así como incorporar elementos decorativos elaborados en las fachadas de los edificio y contribuyeron a la riqueza visual y sensorial de la arquitectura modernista catalana, creando edificios que eran tanto funcionales como estéticamente impresionantes. La combinación de materiales tradicionales y nuevos, junto con técnicas de construcción innovadoras, define la singularidad y la belleza del estilo modernista catalán.

Fachada principal del Hospital de Sant Pau (1902-1913), obra de Lluís Domènech i Montaner, en la que se puede observar materiales diversos como el ladrillo, cerámica en forma de azulejos, hierro forjado, vidrio y piedra.

La arquitectura del Modernismo catalán se caracteriza por el uso de una amplia gama de materiales que reflejan la creatividad y la innovación de los arquitectos de la época. Estos materiales fueron seleccionados no solo por sus propiedades estructurales, sino también por su capacidad para expresar la estética única del estilo modernista catalán. Algunos de los materiales más comúnmente utilizados incluyen:

  • Ladrillo: El ladrillo fue uno de los materiales más utilizados en la arquitectura modernista catalana, especialmente en la construcción de fachadas. Los arquitectos modernistas a menudo experimentaban con técnicas de colocación de ladrillos, creando patrones decorativos y relieves en las superficies de los edificios.
  • Cerámica: La cerámica, en forma de azulejos y mosaicos, era un elemento decorativo importante en la arquitectura modernista catalana. Los arquitectos utilizaban cerámica para crear intrincados diseños geométricos, florales y figurativos en fachadas, suelos y elementos ornamentales.
  • Hierro forjado: El hierro forjado se utilizaba en la construcción de balcones, barandillas, puertas y otros elementos decorativos. Los arquitectos modernistas aprovechaban la maleabilidad del hierro para crear formas orgánicas y ornamentales que complementaran el diseño general del edificio.
  • Vidrio: El vidrio se empleaba en la arquitectura modernista catalana para crear luminosos tragaluces, ventanas y puertas de cristal. Los arquitectos a menudo combinaban vidrio coloreado con diseños abstractos o florales para agregar un toque de color y luz a los interiores de los edificios.
  • Piedra natural: Aunque menos común que otros materiales, la piedra natural se utilizaba ocasionalmente en la arquitectura modernista catalana para elementos estructurales y decorativos, como columnas, arcos y detalles escultóricos.
  • Madera: La madera se empleaba en la arquitectura modernista catalana para revestimientos interiores, suelos, puertas y muebles. Los arquitectos modernistas valoraban la calidez y la textura natural de la madera, que contrastaba con los elementos más ornamentales y elaborados del estilo.

Obras representativas[editar]

Interior del Palacio de la Música Catalana (1905-1908), obra de Lluís Domènech i Montaner. Declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1997[5]
Casa Amatller (1898-1900), obra de Josep Puig i Cadafalch.
Casa Comalat (1909-1911), de Salvador Valeri i Pupurull.
Torre de la Creu (1913-1916), obra de Josep Maria Jujol, ubicada en San Juan Despí.
Antigua Fábrica de cemento Asland (1901-1904), ubicada en Castellar de Nuch.
Masia Freixa (1899), de Lluís Muncunill i Parellada, ubicada en Tarrasa.
Casa Navàs (1901-1908), obra de Lluís Domènech i Montaner, ubicada en Reus.

Influencia en otras regiones[editar]

Modernismo en Cartagena y La Unión: El despegue la explotación de la Sierra minera de Cartagena-La Unión, da como resultado una burguesía en la región deseosa de mostrar su pujanza y poder económico a través de la arquitectura. El centro histórico es objeto de un cambio conforme a las nuevas ideas, se empiezan a levantar construcciones modernistas con modelos que se inspiraban fundamentalmente en el modernismo catalán. El arquitecto tortosino Víctor Beltrí[6]​, quién en 1895 se muda a Cartagena, se convierte en el máximo propulsor y representante del movimiento en la región. Algunas de las obras más representantivas son: la Casa Maestre, el Gran Hotel de Cartagena o el Palacio de Aguirre.

Modernismo melillense: La ciudad de Melilla obra fundamental del barcelonés Enrique Nieto y Nieto[7]​, quién se traslada en 1909 a Melilla, introduciendo en dicha el movimiento y dónde desarrolla decenas de inmuebles, especialmente durante la década de 1910, hasta entroncar con un arquitectura más cercana al Art Déco. Algunas de las obras más representativas son: el edifico de Muebles La Reconquista, la Casa de David J. Melul o el Edificio de la Consejería de Cultura.

Modernismo madrileño: El modernismo empieza a despuntar en Madrid durante los primeros años del Siglo XX, principalmente inspirado en el Art Nouveau francés y belga[8]​, es a partir de 1904, tras la realización del Palacio de Longoria, obra del arquitecto barcelonés José Grases Riera[9]​ (quién se convirtió en una de las figuras más prominentes del modernismo en Madrid) y la celebración del VI Congreso Internacional de Arquitectos en la ciudad de Madrid en 1905, en el cual entre los asistentes figuraban Lluís Domènech i Montaner y Josep Puig i Cadafalch. A raíz de estos acontecimientos, a partir de la segunda mitad de la década de 1900 se empiezan a popularizar levemente la ornamentación floral y las formas orgánicas, más cercanas al modernismo catalán. Algunas de las obras más destacadas son: la Capilla del Cementerio de la Almudena, la Casa Gallardo o la Casa de Ruiz de Velasco.

Modernismo canario: En 1900 el puerto de Barcelona era el principal contacto comercial, económico y cultural con las islas Canarias. Esta ruta hizo posible el conocimiento directo a los procesos culturales y científicos contemporáneos que se desarrollaban primero en Barcelona, debido a su alto desarrollo industrial y a su cercanía con el resto de Europa[10]​. Algunos canarios estudiaron en Barcelona, manteniendo a las Islas informadas sobre los gustos artísticos imperantes en Europa. Este fenómeno trajo productos que mantenían a la burguesía canaria en la vanguardia, y además, atrajo a las islas a otros arquitectos y profesionales que introdujeron en lenguaje modernista una vez instalados en las isla de Tenerife (dónde primaban palacetes, como el Palacete Martí Dehesa) y en la isla de Gran Canaria (dónde primaron edificios multifamiliares, destacando especialmente en el barrio de Triana en la Las Palmas). Estos arquitectos además se nutrieron de la influencia inglesa del Arts and Crafts, por lo que las obras son estéticamente menos ornamentadas que las del modernismo desarrollado la península[11]​, y carecen en sus fachadas de la influencia orgánica desarrollada por Gaudí.

Referencias[editar]